Brasil
se convirtió hoy en el tercer país latinoamericano donde, en la práctica, es
posible el matrimonio entre personas del mismo sexo.
A diferencia de los otros dos, Argentina y Uruguay, la iniciativa partió de la Justicia y no del Parlamento. El Consejo Nacional de Justicia (CNJ) de Brasil aprobó hoy una resolución que, en la práctica, legaliza el casamiento entre personas del mismo sexo en todo el territorio brasileño, pero que aún puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo. "En la práctica, supone legalizar el casamiento entre personas del mismo sexo", dijeron a Efe fuentes del Tribunal Supremo.
A partir de la publicación de esta decisión del CNJ, adoptada por catorce votos contra uno, los registros civiles de Brasil estarán "obligados" a convertir la unión estable entre dos personas del mismo sexo, legal desde 2011 en el país, en un casamiento si así es solicitado y no podrán negarse a casar a parejas de homosexuales.
El
país pionero en reconocer legalmente el matrimonio homosexual en América Latina
fue Argentina en 2010, aunque desde antes ya era legal en la capital del país,
como lo es en la capital mexicana. La presidenta argentina, Cristina Fernández,
impulsó en 2010, un año antes de ser reelegida, un proyecto para dar a los
homosexuales el derecho a casarse al que se enfrentó, entre otros, el hoy papa
Francisco y entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio. El cardenal Bergoglio
bautizó como una "guerra de Dios" la campaña que la Iglesia desplegó
sin éxito contra la ley de matrimonio homosexual en Argentina.
A
Argentina le siguió Uruguay, con una ley de Matrimonio Igualitario que fue
firmada por el presidente José Mujica y el ministro de Educación y Cultura,
Ricardo Ehrlich, a comienzos de mayo y que entrará en vigor 90 días después,
por lo que las primeras bodas entre parejas del mismo sexo serán en agosto. La
nueva norma señala que la institución del matrimonio "implicará la unión
de dos contrayentes, cualquiera sea la identidad de género u orientación sexual
de estos, en los mismos términos, con iguales efectos y formas de disolución
que establece hasta el presente el Código Civil".
En
Colombia un proyecto de ley para reconocer el matrimonio homosexual hizo aguas
en el Senado el pasado 24 de abril. Los senadores rechazaron la iniciativa por
51 votos en contra y 17 a favor, una decisión que fue aplaudida por los que
consideraban que era un ataque a la familia y criticada por la comunidad
homosexual, que se considera víctima de discriminación. La Corte Constitucional
de Colombia, en 2011, le había dado al Congreso colombiano un plazo que vencía
en junio de este año para reglamentar las uniones entre personas del mismo
sexo. Actualmente, las parejas homosexuales en Colombia pueden registrar ante
notarios sus uniones y, según la jurisprudencia de la Corte Constitucional,
pueden heredar bienes, pensión y afiliar a la pareja al sistema de salud,
aunque el acto no es reconocido como matrimonio y tampoco pueden adoptar niños.
Sin
contar a Brasil son 14 los países donde el matrimonio homosexual es legal:
Holanda, Bélgica, España, Canadá, Sudáfrica, Noruega, Suecia, Portugal,
Islandia, Argentina, Dinamarca, Francia, Uruguay y Nueva Zelanda. En Estados
Unidos el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal en los estados de
Delaware, Rhode Island, Connecticut, Iowa, Massachusetts, Maryland, Maine,
Nueva Hampshire, Nueva York, Vermont y Washington, además del Distrito de Columbia.
En
Minesota, la legalización está solo pendiente de ratificación por el gobernador
del estado, el demócrata Mark Dayton, después de que fuera aprobada en las dos
Cámaras legislativas estatales. Hace ahora un año, antes de ser reelegido en
noviembre de 2012, el presidente de EE.UU., Barack Obama, anunció que había
cambiado de parecer y apoyaba el matrimonio homosexual, que había rechazado en
2008 cuando era candidato presidencial demócrata. El matrimonio homosexual está
reconocido en Canadá desde 2005 en todo su territorio y nadie, ni siquiera el
Gobierno del conservador Stephen Harper, quien fue reelegido primer ministro en
2011, quiere cambiar las cosas.
EFE
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