Uruguay se convierte en el segundo país latinoamericano en legalizar el matrimonio homosexual



La aprobación este miércoles en el Parlamento uruguayo de la Ley de Matrimonio Igualitario, que otorga el mismo nombre, derechos y deberes a las uniones de parejas heterosexuales y homosexuales, puso punto final a un largo proceso de concienciación social y debate político en el país orientado hacia la igualdad.
A falta de que el presidente José Mujica promulgue la norma para que ésta entre en vigor, lo que se da por descontado, Uruguay será la décimo segunda nación del mundo y la segunda de América Latina en permitir matrimonios entre personas del mismo sexo con igualdad plena de derechos.

El primer paso para lograr el matrimonio igualitario fue la aprobación en diciembre de 2007 de la Unión Concubinaria, una iniciativa legal presentada por la senadora del oficialista e izquierdista Frente Amplio (FA), Margarita Percovich.

Esta propuesta llegó al Parlamento en el año 2005, después de que el FA lograra la mayoría absoluta por vez primera en la historia del país y permitió otorgar a parejas de igual o distinto sexo con una convivencia mayor a cinco años derechos similares a los del matrimonio.

Así, quedaron recogidos los derechos sucesorios, la sociedad de bienes, derechos de pensión y auxilios recíprocos, así como los derechos y obligaciones de seguridad social previstos para los cónyuges en caso de matrimonio.

La ley, sin embargo, no garantizaba los derechos de adopción conjunta de niños y niñas y establecía una serie de requisitos previos para que un juez, y no las autoridades del Registro Civil, determinaran si se aplicaba la misma.

A partir de marzo de 2008 las primeras parejas homosexuales uruguayas comenzaron a pedir su inscripción como uniones concubinarias.

El siguiente paso se dio en septiembre de 2009, cuando el Parlamento modificó la Ley del Menor para permitir la adopción de niños por parejas homosexuales, en una decisión que contó con votos favorables de todos los partidos políticos y que superó el trámite parlamentario por una abrumadora mayoría.

La reforma legal convirtió a Uruguay en el primer país de Latinoamérica en permitir estas adopciones.

En 2010, en la segunda legislatura del FA al frente del Gobierno, el pulso por lograr el matrimonio igualitario cobró mayor impulso y se convirtió en el principal caballo de batalla del movimiento gay en reclamo de “los mismos derechos con los mismos nombres” y de superar el último obstáculo para “la plena igualdad”.

Ese mismo año, en el mes de julio, Argentina aprobó su ley de matrimonio homosexual, convirtiéndose en el primer país de la región en hacerlo.

En agosto de 2011, el proyecto de ley uruguayo aprobado hoy ingresó en el Parlamento, donde comenzó el largo proceso para su adopción.

Mientras, la Justicia uruguaya permitió en 2012 la primera adopción de una niña por una pareja de lesbianas, abriendo la puerta a otras decisiones judiciales similares.
Al mismo tiempo, los tribunales uruguayos también empezaron a reconocer la posibilidad de aceptar como válidos matrimonios entre personas del mismo sexo realizados en otros países, particularmente España y Argentina.

En noviembre de 2012, en vísperas del debate definitivo en la Cámara de Diputados uruguaya por la aprobación de esta norma, dos uruguayos se casaron en Buenos Aires con la esperanza de que en su país se reconociera su unión.

La pareja intentaba emular lo sucedido con otro matrimonio celebrado en 2010 en España entre un uruguayo y un español que fue validado a mediados de este año por la Justicia uruguaya aunque luego la fiscalía apeló el fallo.

Finalmente, el 11 de diciembre del año pasado, la Cámara de Diputados aprobó tras una larga jornada de debates y con los votos afirmativos de 81 de los 87 diputados presentes la Ley del Matrimonio Igualitario.

La iniciativa pasó al Senado para su debate y votación.

Pese a los intentos para que se lograra aprobar antes del fin del año pasado, los senadores uruguayos decidieron posponer su análisis del proyecto hasta pasado el receso de las vacaciones del verano austral, por lo que la norma no fue debatida por los legisladores hasta el pasado día 2 de abril.

En el Senado la norma sufrió algunas pequeñas modificaciones en su redacción y fue aprobada también con una amplia mayoría, gracias a los votos favorables de todos los partidos con representación en la cámara.

Debido a esos cambios, la ley regresó al seno de los diputados para ser ratificada definitivamente.

Efe
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