Una nota del diario La Voz de Ica
Luego de haber vivido varios días sometida a todo tipo de presiones, propio de dirigir un certamen tan complejo como el Festival de la Vendimia Iqueña, la frágil personalidad de la regidora Ketty Miranda Vigil no resistió y sucumbió ante las críticas recibidas que le hicieron humedecer ambas mejillas.
Luego de haber vivido varios días sometida a todo tipo de presiones, propio de dirigir un certamen tan complejo como el Festival de la Vendimia Iqueña, la frágil personalidad de la regidora Ketty Miranda Vigil no resistió y sucumbió ante las críticas recibidas que le hicieron humedecer ambas mejillas.
La
regidora lloró como lo hacen las niñas traviesas cuando su padres las regañan,
y dentro de sus lágrimas deslizó veneno para liquidar a sus ocasionales
opositores, tildándolos de "vendimiólogos" que primero ofrecieron
asesorarla a cambio de dinero, pero como no les dio se tornaron en sus
adversarios.
Aprovechando
sus lágrimas, la Presidenta del FIVI también arremetió como
"aplanadora" contra todos los medios de comunicación, remarcando que
"a nadie se le pagó un sol para que hable bien de la Vendimia", insinuando
que por ello "le llovieron las críticas destructivas". Claro que
después citó uno o dos nombres, pero ya a todos nos había puesto en el mismo
costal.
En
realidad pensábamos que la regidora Ketty Miranda, separando las críticas
objetivas de las que ella llama destructivas, iba a hacerse un examen de
conciencia o autocrítica, pero para todo tenía una excusa y en lugar de un mea
culpa salomónico terminó como víctima, buscando la conmiseración como una forma
de pedir "borrón y cuenta nueva".
Como
comerciante que es, tal vez la regidora pensó que el éxito de la Vendimia
radicaba en obtener una buena taquilla, por lo que ahora dice orgullosa que en
30 días entregará "balance en azul".
El
Festival de la Vendimia que nació como tal el año 1959 organizado por la Cámara
Junior, no se hizo para ganar dinero, sino de buscar una fecha propicia para
resaltar nuestra producción vitivinícola y con ella todas nuestras tradiciones.
Posteriormente,
dentro de ese objetivo el Campo Ferial que fue trasladado de la Av. Matías
Manzanilla al terreno de la ex CRYDI en San Isidro, se convirtió en el centro
obligado de la tertulia y bohemia, bebiendo cachina helada al son de la
guitarra y el cajón con familiares, amigos y conocidos.
El
espectáculo y los juegos mecánicos fueron un complemento para la familia y la
juventud, pero la esencia era el consumo de la rica cachina en los stands. Toda
esa tradición por una mala gestión este año no se cumplió. Esto es lo que
comentan los taxistas, los emolienteros, los canillitas, los agricultores, los
periodistas, policías e iqueños en general. Esa autocrítica debe hacerse la
regidora Miranda y no la hace.
En ese sentido, las críticas continuarán hasta
que hidalgamente reconozca que fue un error darle demasiadas concesiones a
Uchuya Lazarte que al final se adueño del Campo Ferial.
Titular 13 - 03 - 2013 |
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