Hace 27 años falleció el pintor Víctor Humareda (Lampa,
1920-Lima, 1986), quien desde 1955 hasta su muerte vivió y tuvo su taller en la
habitación 283 del mítico Lima Hotel, en La Parada.
Allí conoció a Mario Sierra Talaverano (1948), un
ayudante de lavandería que llegó a ser uno de sus mejores discípulos.
Proveniente de la sierra nació “con el arte en la sangre”, en el pueblo
de Uranmarca (Andahuaylas).
En la década de 1960 viajó a Lima. “Encontré un
camionero que transportaba ganado y, a cambio de ayudarle, me llevó hasta
Huancayo”, recuerda.
Luego llegó a La
Victoria, que para entonces ya era un hervidero de ideas y pasiones, núcleo del
comercio, sucursal del país de los emprendedores.
En 1965 comenzó a trabajar en el Lima Hotel, donde vivía Humareda, tras haber
retornado de París. El edificio hoy una galería comercial está en la cuadra
veinticinco de la avenida 28 de Julio
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