Un
delincuente sólo necesitó 30 segundos para robar una mototaxi estacionada en la
calle Paita. Para ello se cubrió el rostro con una gorra para evitar ser
reconocido por las personas que estaban cerca. Las imágenes fueron captadas por
las cámaras de seguridad de un local, cuyo video fue entregado a la Policía.
El hurto se registró el domingo pasado a las
11:32 de la mañana cuando la mototaxi color roja de placa A1- 7207 y censo 3669
se encontraba estacionada en el frontis de la vivienda de su propietario Jesús
García Yactayo, ubicada en la sétima cuadra de la calle Paita.
El robo fue grabado por una cámara de
seguridad donde se ve a un sujeto alto de contextura delgada con una gorra
blanca, quien camina hacia la mototaxi estacionada y sin ningún temor aborda el
vehículo, enciende el motor y se va con dirección a la Av. Cutervo. Ninguna
persona que estuvo al frente se percató del hecho.
Posteriormente los agraviados denunciaron el
hurto en la DEPROVE, a fin de que la Policía realice operativos para ubicar el
vehículo menor, pero sólo se limitaron a recepcionar la denuncia. Tal
indiferencia indignó al mototaxista, quien buscó por su cuenta las imágenes del
robo para identificar al sujeto.
Una vez que obtuvo la prueba, el agraviado
nuevamente acudió a la Policía pensando que podían hacer algo; pero, al
visualizar las imágenes los agentes señalaron que no se podía identificar a
nadie, debido a que el video no era claro, por lo que Jesús García se sintió
doblemente decepcionado. Manifestó que los sujetos lo habían llamado para
pedirle cupos.
De otro lado, se conoció que a la Sub
Gerencia de Transporte de la Municipalidad Provincial acuden a la semana
alrededor de cuatro propietarios denunciando ser víctimas del robo de sus
mototaxis, por cuyo motivo los agraviados piden mayor seguridad y acción de
parte de la Policía, a fin de prevenir los actos delictivos.
N. de R. Generalmente el robo de motos
lineales y mototaxis es selectivo. Los delincuentes se dan maña para obtener el
número de celular del propietario, lo llaman y le dicen que saben quién tiene
su vehículo ofreciéndose como intermediarios. Luego llaman otra vez y comunican
que el ladrón que se llevó la moto está pidiendo cierta cantidad de dinero para
devolverla.
Esa llamada puede ser una trampa, porque el
delincuente que hace contacto suele ser el cerebro de la organización, pues una
vez que recibe el dinero de la extorsión (sin testigos, filmaciones o firma de
algún documento) puede simplemente quedarse con él y no devolver nada. En el
mundo del hampa no existe código de honor. Algunos policías conocen de esta
modalidad y a sus actores, pero también piden cupos para intervenir.
LVI: Rayda Flores Huamaní
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