Un nuevo ciclo, el mundo no se acabó



Mientras unos aprovecharon para hacer turismo, bromas y reírse de la vida, otros hicieron su agosto extendiendo la idea de una inexistente profecía maya que supuestamente auguraba para hoy un armagedón global. Pablo Oliveira y Silva, periodista español, celebra un nuevo día y hace un recuento de lo publicado en medios de comunicación sobre el ‘fin del mundo’.

Lo hemos intentado una vez, y otra, y otra, y así en decenas de ocasiones en las que el ser humano ha demostrado que parece tener muchas ganas de que llegue el final de los finales, el armagedón total, el final de los tiempos, el fin para el mundo. Hoy, 21 de diciembre de 2012, todo estaba preparado para que se cumpliera la profecía del calendario maya que auguraba que la humanidad perecería tras un cataclismo total. El problema es que esa profecía nunca existió y de hecho los agoreros ni siquiera se han puesto de acuerdo sobre los acontecimientos que provocarían tremenda hecatombe.

Varias y muy diferentes han sido las predicciones que los ‘expertos’ en fin del mundo apuntaban para hoy. La lista incluye un cambio en nuestro sistema solar debido a alineaciones galácticas que provocarían que la Tierra desviara su trayectoria directamente hacia el Sol. O la explosión de una supernova que nos fulminaría en un segundo. También, una reversión geomagnética en el planeta que provocaría una explosión de su núcleo interno, lo que derivaría en terremotos, tsunamis y la erupción de todos los volcanes a nivel global. Sigue con una colisión del mitológico planeta Nibiru que directamente impactaría contra la Tierra provocando que el oxígeno en la atmósfera desapareciera instantáneamente. Sin duda, la mejor es la que apunta a una invasión extraterrestre al más puro estilo hollywoodiense.

Pero lo único cierto es que para los mayas se trata sencillamente del inicio de un nuevo ciclo. En su calendario, esta civilización que destacó precisamente por sus conocimientos matemáticos y astronómicos en los que produjeron observaciones de astros de gran precisión (sus cálculos de la duración del año solar y sus diagramas de los movimientos de la Luna y los planetas son superiores a los de cualquier otra civilización ancestral), se señalaba esta fecha como el comienzo de un nuevo baktún, pero no describía profecía alguna.

¿Y qué es un baktún? Al igual que nuestra civilización cuenta los años por lustros, décadas, siglos y milenios, los maya cuentan series de veinte años que llamaban katún y así también series de 20 katunes que son los baktún. De acuerdo con esta singular contabilidad, este 21 de diciembre de 2012 supone el primer día tras su decimotercer baktún. Vamos, que para ellos hoy es un “¡Feliz 5128,76!”. Nada más que un nuevo ciclo en su calendario, equivalente a 394 años terrestres, exactamente igual a un cambio de milenio.

Pero la ignorancia y/o la ingenuidad de muchos han alzado esta simple anécdota de almanaque a las más altas cotas de incertidumbre y paranoia social. En todas partes del mundo, desde Guatemala hasta China, pasando por Turquía o Francia, miles de personas se han preparado de una o de otra manera para recibir este punto final para la raza humana. Unos se han querido congregar en diversos puntos del planeta para formar parte de una catarsis grupal y recibir el fin del mundo entre cánticos y rezos, como cualquier secta que se precie. Otros han preferido aprovechar la situación y hacer un excéntrico viaje de turismo rural (a 2.000 euros la habitación con vistas a la pista de aterrizaje de los raticulianos) o simplemente hacer una fiesta, adelantando las juergas de fin de año.

Tal ha sido la locura desatada por estos locos mayas que la comunidad científica ha considerado que tenía que actuar para desmentir cualquier mensaje catastrofista. La misma semana en que con sólo poner “es ve…” en Google ya se autocompletaba la frase con un “es verdad lo del fin del mundo”, a la NASA se le escapaba un vídeo donde la agencia espacial estadounidense explicaba con testimonios de numerosos científicos por qué el mundo no iba a terminar. Un mensaje que llevan repitiendo de forma recurrente desde hace varios años, mientras florecen sin parar cientos de libros que hablan sobre el cataclismo del 21/12/12, que incluso fue llevado al cine en una película protagonizada por John Cusack en 2009.

Más cerca, el científico del CSIC Manuel Mandianes explicaba esta semana que los mayas proyectaban en su calendario sus vivencias pasadas. Así, si durante una estructura estelar concreta se producía una mala cosecha o enfermaban los animales, en la reiteración de esa estructura en otro ciclo del calendario consideraban que tales “catástrofes” podían reproducirse. Pero Mandianes insiste en destacar que las observaciones de los mayas, lejos de predecir finales para el mundo lo que han hecho es aportar mucho conocimiento a la astronomía, pese a que sus descendientes hoy en día siguen ignorados.

Sin embargo, a medida que la fatídica fecha se iba acercando, los seres humanos entraban en panic mode. En México, Guatemala, Honduras, El Salvador o Belice, los llamados países maya, se han construido búnkeres para sobrevivir al cataclismo. En varias ciudades chinas se han agotado las velas para hacer frente a la “oscuridad total” en la que se supone que estará inmerso el planeta, mientras la Policía detenía a más de un millar de personas por ‘agoreros’. En Argentina las autoridades se temían un suicidio masivo en el cerro Uritorco, por lo que se cerraron los accesos al lugar, asociado a actividades esotéricas y de avistamiento de ovnis. Más cerca, en localidades de Francia y Turquía algunos ‘profetas’ aseguraban que se salvarían del cataclismo. En Francia, el monte Bugarach sigue hoy cerrado para impedir una avalancha de turistas del apocalipsis. En círculos esotéricos se considera que ese pico de los Pirineos franceses será el único lugar en el que se sobrevivirá al cataclismo. Algunos llegan a asegurar que este monte servirá de pista de aterrizaje o despegue de naves nodrizas que salvarán a los humanos que allí se encuentren. Y el pueblo turco de Sirince, en la provincia de Esmirna, amanecía hoy tranquilo al saberse que sería la única localidad del planeta que se salvaría del apocalipsis vaticinado para este viernes. Menos mal que la mayoría se lo ha tomado en broma.

Pero el día amaneció, como siempre primero en el Pacífico, en el meridiano 180º y después el Sol ha seguido iluminando los despertares de diferentes puntos del planeta.

Publico.es



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