¿¡Qué pasa!? gritaron en coro los asustados
ocupantes, pensando que el piloto había pestañado por el cansancio o el
bochorno por el calor de la pampa de Pisco. El chofer no respondió nada y sin
retirar la mirada perturbada hacia el horizonte, abrió la puerta delantera y
descendió presuroso combinando en su mente sentimientos de temor y curiosidad.
Miró por todos lados con la incógnita
dibujada en su frente y pupilas, casi al borde de la locura preguntó dos o tres
veces ¿dónde está?, ¿dónde está?...¡Yo la ví!, ¡yo la ví!, repetía al mismo
tiempo que se daba valor. ¿Qué pasa tío? inquirió el joven cobrador, como
pretendiendo adivinar lo que pasaba.
Algunos pasajeros también descendieron para
hallar respuesta al misterio que casi los lleva al más allá. Repuesto del susto
y caso resignado el chofer manifestó que luego de pasar Pozo Santo vio que una
mujer vestida en forma normal caminaba por su mismo carril como si viniese a su
encuentro. Fue así que pensando que era una dama de carne y hueso, extraviada
en la pampa, frenó en el acto y desvió el bus hacia la derecha.
Contó que estaba seguro que había visto a una
mujer y que era fácil distinguirla porque había luna llena, pero cuando bajó ya
no estaba en la carretera y no había rastro de ella. "Estoy seguro lo que digo,
cómo les voy a mentir si he estado con los ojos bien abiertos", manifestó
tratando de persuadir a los excépticos pasajeros que no creían en su versión de
la extraña dama que nos recuerda a la leyenda urbana de "la mujer de
blanco".
El sorprendente episodio se registró
alrededor de las 3:15 de la madrugada de ayer en la carretera Panamericana Sur,
pasando Pozo Santo. El bus a esa hora se dirigía de Lima a Ica. Superado el
susto el chofer retomó la marcha y esta vez para nada retiraba la vista del parabrisas
mirando hacia el horizonte, como si tratase de repetir la experiencia para
tener como testigos a los pasajeros que seguían creyendo que les habían contado
una fábula medieval.
Los relatos de enigmáticas visiones en las
pampas de Pozo Santo provienen de la década del 60 del siglo pasado. Algunas
personas aseguran haber visto platillos voladores, hombres de cabeza cana
elegantemente vestidos, mujeres misteriosas con la mirada fija como queriendo
dar un mensaje, una alerta. En ciertas ocasiones los conductores de autos,
camionetas y otros vehículos aseguran haber "impactado" a esos
espectros que eran como cuerpos transparentes.
No existe una explicación científica o
metafísica sobre los hechos narrados. Tal vez se trate de almas en pena de
personas fallecidas en los innumerables accidentes registrados en esa zona.
Hasta ahora no conocemos de algún sacerdote que halla llegado a ese lugar para
bendecirlo y pedir que cese la penitencia de los desencarnados.
Hace unos años, curiosamente, en la misma
zona el Párroco de Luren, Adalberto Dávila, casi pierde la vida en un accidente
cuando conducía su vehículo. ¿Será que las almas de los siniestrados estén
buscando un sacerdote para que desde el más allá rece por ellas?
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Fuente: Daniel Bravo Dextre
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