Los historiadores estadounidense durante muchos años debatieron sobre lo primeros colonos de este país, a inicios del siglo XVII, para
sobrevivir a una de las hambrunas más severas de su historia.
Pese a la existencia de documentos
escritos que lo atestiguaban, a
partir de un hallazgo arqueológico, que
se llego a un consenso: Los primero
británico en tierra americana practicaron el canibalismo.
En el 2012 un grupo de arqueólogos
encontraron los restos óseos de una niña de 14 años en Jamestown, estado de
Virginia, con irrefutables evidencias de haber sido diseccionado y
descarnado, del modo poco depurado en que se hacía en la época con los animales
sacrificados para alimento.
Los estudiosos aseguran que la niña
una vez muerta se convirtió en alimento para una comunidad desesperada por
sobrevivir, entre los años 1609 y 1610.
"Esta
gente estuvo sometida a circunstancias extremas por lo que cualquier carne
disponible fue muy probablemente utilizada. Es algo que ha sido debatido por
historiadores pero esta ya es evidencia contundente. Hay un claro intento por
remover el tejido facial y el consumo de cerebro", comentó Doug Owsley, antropólogo
forense del Museo Nacional de Historia Natural Smithsoniano en Washington DC.
Los primeros colonos tuvieron que
enfrentar el constante asedio de los nativos americanos, viéndose obligados a
refugiarse sin suficientes alimentos para soportar el invierno.
Ante esta situación empezaron a consumir perros, gatos y caballos
y finalmente, ante el agotamiento de esos recursos tuvieron que recurrir a los
cuerpos de aquellos que, al no soportar las condiciones de vida de la época,
morían.
Los historiadores han confirmado
que, de los 300 primeros colonos norteamericanos, solo llegaron a sobrevivir
alrededor de 50 personas, en su mayoría mujeres y niños.
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